El bebé reconoce juegos y rimas familares se ríe en el momento indicado y puede anticipar movimientos. Vuelve la cabeza cuando oye su nombre, extiende sus manos para que se las laven, pero aparta la cabeza cuando se le acerca la esponda o manopla.
El bebé ya puede soportar todo el peso sobre sus piernas, pero necesita sosten para poder hacerlo. Puede estar sentado unos diez minuos, inclinarse hacia adelante, hacia los costados y mantener el equilibrio. Es posible que intente gatear. El bebé se está tranformando en un deambulador.
Aún le resulta difícil sentarse cuando está de pie.
Los movientos del bebé comienzan a ser cada vez más preciso. De a poco, reduce la cantidad de objetos que lleva a su boca.
Empieza a señalar con el dedo índice y puede inclinarse hacia adelante para recoger objetos pequeños.
Es capaz de tomar con sus dedos algo tan minúsculo como un botón. O al menos... lo intentará.
El bebé continuará interesándose aún más en otros bebés y en los juegos. El bebé aumenta su capacidad para expresarse y comunicarse emitiendo una mayor cantidad de balbuceos.
Enfatizar las rutinas (la hora de la comida, la hora del baño) para que el bebé conozca el movimiento de la vida cotidiana.
Aunque todavía no podrá construir una torre de cubos, el juego le resultará intersante.
El bebé necesita ser estimulado en su indpendencia y también sentir la seguridad y protección que le brinda la proximidad física afectuosa.
Repetir los balbuceos del bebé, resulta un juego divertido y muy estimulante para la adquisición del habla.