La producción de a leche depende de la demanda: la madre produce lo que el bebé va necesitando, la leche no acaba porque el bebé tome con mucha frecuencia. De allí se impone la idea de “pecho a demanda”, lo cual significa que no se trata de establecer un cronograma rígido para alimentar al pequeño sino de adaptarse a sus necesidades según como éste las manifieste.
Las mamas son estimuladas a producir leche mediante la succión del bebé, de modo que cuanto más ávidamente se alimente, más leche producirán los pechos y al revés.
Mientras el bebé es amamantado la cantidad de leche varía según las necesidades del bebé y una vez que éste comience a ingerir alimentos sólidos (inicio del destete) las mamas comenzarán a producir menos leche.
Así pues, al principio el bebé come menos por cada toma pero como más frecuencia, luego, hacia los dos meses, la mayoría de los bebés necesitan alimentarse cada cuatro horas y en cada toma comen más que en la anterior.