Para amamantar hay que conocer adecuadamente la técnica. Nunca está demás el consejo de amigas y familiares con experiencia... o el mismo pediatra. Pero debe tenerse en cuenta que los “secretos” se aprenden principalmente del bebé, comprendiendo sus demandas.
No es necesario hacer nada especial para preparar los pechos para amamantar, a menos que la madre tenga pezón invertido. Si este fuera el caso, deberá utilizarse un protector de pecho para hacer que el pezón sobresalga y el bebé pueda agarrarse.
Cuanto antes se intenta amamantar al bebé, tanto mejor. Esto permite construir el vínculo con el pequeño y facilitará su normal desarrollo dado que éste se acostumbrará rápidamente a succionar.
La leche se produce en la glándulas del interior de la mama y no en su tejido graso, por lo tanto el tamaño del pecho no indica la cantidad de leche que pueda producir, incluso los pechos pequeños pueden ser productores de leche abundante y saludable.
La succión del bebé en el pecho envía mensajes al hipotálamo, que a su vez estimula la glándula pituitaria del cerebro librando dos hormonas:
1.La prolactina: responsable de la elaboración de leche en las glándulas mamarias y;
2.La oxitocina: responsable de que la leche pase de las glándulas a los reservorios que se encuentran detrás de la aréola. Este pasaje se conoce como “reflejo de descenso”.