Aunque la visión del recién en nacido es limitada, la decoración y los colores alegres, proporcionan un entorno estimulante. Un bebé alcanza a ver a una distancia aproximada de 20 o 25 cm, por lo tanto, colocar un móvil en su cuna o en la zona del cambiador a esa distancia, puede ser una muy buena idea.
Se sabe que los colores claros y alegres son los más adecuados para la habitación del bebé. Colores como el amarillo, el azul y el verde (colores que recuerdan a la naturaleza) resultan atractivos y sedantes. También, los toques con colores primarios, iluminarán la habitación.
Colocar un espejo irrompible a un costado de la cuna puede resultar muy interesante para el pequeño, con el podrá verse la cara a sí mismo, lo cual llamará su atención.
Las telas u otros materiales con los que se cubran las paredes, deben ser, desde ya, lavables. En el caso de ser necesario, un biombo puede resultar útil para proteger a la cuna del sol o de una corriente de aire. Y finalmente, una alfombra abrigada puede absorber el ruido y ser una textura confortable para cuando el bebé comience a desplazarse por sí mismo. Otra alternativa es una cubierta de vinilo y alfombras antideslizantes.